viernes, 4 de julio de 2008

NUEVO DIRECTOR LA PRIMAVERA

Tibias impugnaciones al proceso; el titular de la Seder asegura que estuvo apegado a la ley

Gámez dirigirá La Primavera

Obtuvo 22 de 28 votos; los propietarios piden ampliar su participación

Guadalajara. Agustín del Castillo. Público-Milenio, 10 de mayo de 2008

Crónica de una elección anunciada: ayer fue designado como nuevo director del bosque La Primavera José Luis Gámez Valdivia, ingeniero agrónomo por la Universidad de Guadalajara, mientras dos candidatos más se repartían las migajas de la votación, y una tímida impugnación a lo apresurado del proceso era acallada por el secretario de Desarrollo Rural, Álvaro García Chávez, quien también pidió a la prensa “apoyar” lo que viene para el bosque.

Que a la prensa le toca informar, al margen de cualquier interés –hasta de los “buenos intereses”- es lo que dictan los manuales de periodismo elemental, pero García Chávez se dijo preocupado por las “cabezas” de los periódicos del día de hoy, luego de que dieron algunos tumbos en la organización de los sufragios los miembros del Comité Técnico para la Administración del Bosque La Primavera, cuya sesión se realizó a partir de las 11:00 am en la colonia Moderna, en las instalaciones de una agrupación empresarial con acrónimo truculento: Careintra.

En ese ejercicio de democracia interna –que tuvo por fin darle un barniz de transparencia y legalidad a la nueva representación- por un momento pareció que el fantasma de las elecciones perredistas hacía acto de presencia. Primero, de 26 miembros originales con derecho a voz y voto, se sacaron de la manga cinco nuevas representaciones para los propietarios más variopintos de la serranía protegida. Tras esto, resultó que sólo 29 votaban, pues fue notoria la ausencia sospechosa de la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades) -¿no los invitaron o se hicieron los dignos para no avalar a la Seder?- y la no tan extraña del Ayuntamiento de Tala. Cuando se depositaron los votos en la urna de cartón, se les perdió uno, y hubo que levantar manos para verificar que en realidad, desde el principio eran solo 28.

El ganador obtuvo 22. García Chávez se curó en salud: primero aclaró que las cinco altas estaban previamente acordadas por todos los miembros del comité; después dijo que aún si esos cinco sufragios no se hubieran dado, Gámez Valdivia habría ganado de todos modos. Nada fue arbitrario ni caprichoso, para acabar pronto.

Como tampoco lo fue el hecho de que los tres candidatos –el cuarto, Salvador Cornejo, célebre por sus luchas a favor del ambiente en el nutrido municipio de Guadalajara, desertó- debieran exponer su programa de trabajo en apenas diez minutos, y se les impidiera debatir con los vocales, pues no estaba previsto en la inflexible “la orden del día”. Se supo que habían tenido tiempo de “cabildear” todos los días previos con cada miembro del comité, y así, qué caso había en abrir el debate en un momento tan crucial, cuando se debatía el futuro del gran bosque de la gran zona metropolitana. Detallitos.

Agapito Jara, coordinador de Los Colomos, suspiró tal vez ilusionado al exponer sus generalísimas –y no por notables- propuestas, pero Jorge Cano fue más franco o realista, y después de exhortar a los presentes a atreverse a transformar el área de protección de flora y fauna en un lugar productivo que dé larga vida a las tareas de protección, saludó al futuro director, como si no fuera a ser el favorecido por los designios misteriosos de la asamblea.

Gámez Valdivia hizo una presentación también muy superficial, demasiado cuidadosa de todos los intereses enclavados en el comité, pero más lucidora en tecnología, a la power point, como corresponde a un candidato con visión de triunfo. Y no se equivocó.

Sereno, amable y callado se mantuvo a una orilla de la amplia mesa de debates. Los propietarios, quienes creen llegada su hora de tomar el control tras 28 años de restricciones, sacaban propuestas y críticas aquí y allá: que los caminos deben ser restaurados para combatir los incendios, que se deben formar las nuevas brigadas apagafuegos, que se debe buscar el control de combustibles, que qué malo era un señor Mayorga que hizo del comité durante once años un “vertebrado gaseoso”, que cómo será la nueva república primaveriana, para lo cual habrá hasta un Constituyente, como el del generalísimo Morelos, pues “un territorio nuevo conquistado requiere administración”. Caray, a lo Julio César: Alea jacta est?.

Acullá de la desmesura: La Primavera ya tiene un nuevo director, que tiene la oportunidad de su vida para demostrar que sus ideas, incluso las más heterodoxas, salvarán un patrimonio vital para la salud de una ciudad, razón por la cual se emitió el 6 de marzo de 1980 un decreto presidencial de protección. Cómo lo logrará sin pelearse con tantos particulares que lo apoyan convenencieramente y que lo juzgarán con lupa, y frente a tantos críticos que señalan el desaseo del proceso de su elección, y lo que es peor, con un diseño institucional inadecuado en el gobierno de La Primavera, que puede hacer tronar a más directores; todo eso conforma su desafío. Modesto, se comprometió: “responderé con los hechos”.

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La Primavera es una de las reservas más amenazadas del país

Jardel alerta por la precariedad del bosque

El proceso en el que se destituyó a Salvador Mayorga Castañeda y del que emergió José Luis Gámez Valdivia revela “la fragilidad y precariedad del área natural protegida cuando se trata de presiones externas; hay una extrema debilidad de la conservación en ese sentido”, advirtió el experto forestal de Manantlán, e integrante del Consejo Consultivo de Áreas Naturales Protegidas de la Semarnat, Enrique Jardel Peláez.

De hecho, el especialista opinó que el modelo de gestión de La Primavera en malas condiciones de funcionalidad afectará a cualquier director, lo cual obliga a establecer los cambios pertinentes en el gobierno que den un verdadero respaldo al director ejecutivo.

Sin embargo, estimó que el proceso del cual emerge Gámez Valdivia está viciado, pues debió someterse a lo que señala el Reglamento de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en materia de Áreas Naturales Protegidas, pues se trata de una reserva federal. En la sesión de ayer, solamente Ismael Sánchez, de la organización no gubernamental Fomento y Protección del Bosque La Primavera, hizo suyos esos planteamientos de presunta ilegalidad y pidió más tiempo para analizar a los aspirantes, pero el titular de la Seder, Álvaro García Chávez, le dijo que la elección era un acuerdo tomado desde la sesión anterior y que por ser un área protegida coadministrada, no aplica obligatoriamente el reglamento federal.

Jardel opinó que “hay intereses económicos que amenazan a La Primavera, que tiene el riesgo de ser devorada por fraccionamientos o por proyectos ecoturísticos […] este camino puede convertir a una reserva mundial de la biosfera {reconocida así por la Unesco] en un parque urbano”.

Insistió en que el papel de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) es omiso, porque se trata de la entidad que debe garantizar el cumplimiento de los objetivos del decreto de 1980, que pone en primer lugar los intereses colectivos, de una colectividad de 4.2 millones de personas, por sobre la especulación de actores privados.

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“Por un Constituyente”

Privados
piden el
control de
La Primavera


Sin afanes irónicos, y satisfecho porque lograron la destitución de Salvador Mayorga Castañeda tras once años de desgaste, Eric Coufal, representante de un grupo de propietarios que aglutinan más de 800 hectáreas de La Primavera, propuso ayer una “asamblea Constituyente” como órgano de gobierno de la reserva de 30,500 hectáreas.

Ese espacio tendría 50 por ciento de representación de ejidatarios y propietarios, o sea, la bisagra para controlar los destinos de la sierra. Pero hay más: el nuevo director tendría que aceptar directores adjuntos, de las distintas representaciones territoriales, gubernamentales o de la sociedad civil; esta última obtendría 25 por ciento de los asientos. El gobierno se quedaría con el otro cuarto de los asientos. Y no sería en modo alguno una instancia decorativa, según la exposición hecha ante el pleno del Comité Técnico para la Administración del Bosque La Primavera.

“La idea es tomar las riendas en conjunto de un nuevo comité […] evaluamos que esa participatividad [sic] no obedece solamente a un interés filosófico o un interés ecológico, o un interés territorial o económico, ni de responsabilidad gubernamental, sino a la necesidad de que se lleguen a tomar acuerdos válidos”.

Esa Asamblea Constituyente tendría 60 asientos y se reuniría una vez por año, para evaluar las acciones de conservación y fomento realizadas por la dirección ejecutiva, definir si es pertinente la permanencia del director, y aprobar el presupuesto de gastos y el plan de acción para el año siguiente. Nada más.

Generoso, apuntó la necesidad de que “también tenga la sociedad civil, que no tiene titularidad en bienes raíces, la oportunidad de demostrar su preocupación académica, ecológica, y de cualquier tema que pueda converger a una protección consensada [sic], de lo que se tiene que hacer con este nuevo plan de manejo…”.

Pero no se trata de hacer fraccionamientos, abundó, sino “desarrollos ecoturísticos”, y que los dueños de la tierra puedan recuperar parte de lo perdido con la exclusión de la especulación que viene de 1980.

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