lunes, 2 de diciembre de 2013

En Guadalajara y Tlaquepaque, el mayor déficit de áreas verdes


La desigualdad en el acceso a superficie pública que permita a la gente contacto con la naturaleza es pronunciada entre zonas marginadas y pudientes. Tlajomulco y Zapopan, los que más se acercan al mínimo recomendado por la ONU

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

La falta de áreas verdes al interior de la zona metropolitana es un problema mayor en los municipios de Guadalajara y Tlaquepaque, que tienen respectivamente 2.5 y 1.7 metros cuadrados (m2) por habitante; en contraste, Tlajomulco y Zapopan, con 7.8 y 5.8 m2 por persona, son los que más se acercan a las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS), que plantea un mínimo de 9 m2 para garantizar la calidad de vida.

Este es parte de un diagnóstico preliminar realizado para el programa ONU-Hábitat, con base en datos del gobierno del estado, por los investigadores del Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario de la UdeG, Eduardo Santana Castellón y Néstor Gabriel Platero Fernández, quienes destacan que las cifras no son del todo representativas de la realidad, dado que “se incluyen áreas verdes en la periferia de la zona urbanizada donde no se cubren las necesidades de los habitantes, por cuanto la ubicación óptima de estas es al interior de la mancha urbana construida”.

El estudio de ONU-Hábitat es más amplio y forma parte de un convenio con el gobierno para generar un desarrollo metropolitano “incluyente y sostenido”.

Con esa precisión, “se observan marcadas diferencias entre las ciudades conurbadas: Tlajomulco es el núcleo urbano mayormente dotado, seguido por Zapopan y Tonalá [éste último, 4.5 m2/hab]. Por el contrario, Tlaquepaque es la ciudad con menor dotación de áreas verdes urbanas seguida por Guadalajara. También hay marcadas diferencias en la disponibilidad de áreas verdes según el estrato socioeconómico de la población al interior de cada municipio, observándose que las zonas más pobres y marginadas de la ciudad muestran un déficit de áreas verdes en comparación con zonas de niveles socioeconómicos más altos”.

Esto “coincide en el hecho que también se presente una mayor contaminación del aire, menor disponibilidad de agua, mayor riesgo a desastres naturales y mayor incidencia de enfermedades asociadas a la insalubridad ambiental en dichas zonas marginadas, mostrando así un alto grado de inequidad social en la ciudad”, sostienen.

La desigualdad se profundiza aún más si se analiza desde el dato de superficie de área natural protegida (ANP) de cada demarcación.

“Se observa una marcada disimetría en la dotación de ANP debido a las variaciones específicas entre un municipio y otro: Zapopan es el que más beneficio puede obtener de estos espacios por cuanto 42 por ciento de su territorio comprende espacios naturales protegidos, seguido por Tlajomulco, 21 por ciento, e Ixtlahuacán de los Membrillos, con 16 por ciento. El municipio de Guadalajara posee sólo un 0.5 por ciento de ANP, lo cual no es óptimo para la población tapatía considerando que es el núcleo urbano mayormente habitado en el área metropolitana y en el estado”.

En el extremo se ubican los municipios de Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Juanacatlán, que “no poseen ANP, lo cual limita sus posibilidades de sustentabilidad y prosperidad”.

En cuanto al indicador “de aprovechamiento de ANP por habitante, se tiene que el área metropolitana tiene 121.72 m2/habitante. Sin embargo, hay una diferenciación espacial muy marcada. Si bien Tlajomulco es el municipio que más superficie dispone para cada habitante [324 m2/habitante], seguido de Zapopan [301 m2/habitante] en el extremo diametralmente opuesto se sitúan Tlaquepaque, Tonalá y Juanacatlán que no poseen superficie de ANP por habitante. Guadalajara posee sólo 0.6 m2/habitante”.

En esa misma relación de superficie por persona, las áreas naturales con decreto que mayores beneficios aportan a la conurbación son el bosque La Primavera (52 m2/habitante), la barranca del río Santiago (41 m2/habitante), y la reserva Cerro Viejo-Chupinaya-Los Sabinos (20 m2/habitante).

Esta estadística sirve para ilustrar uno de los problemas ambientales más graves de la urbe: “la pérdida y el cambio de uso de suelo de superficies que les proveen servicios ambientales y recursos naturales, concretamente: superficies de cuencas que permitan la recarga de los acuíferos, áreas naturales protegidas en la frontera urbana que albergue vegetación nativa en estado natural donde se conserve su biodiversidad, terrenos agropecuarios que aporten provisión de alimentos a la ciudad, y áreas verdes urbanas al interior de la metrópoli que presenten diferentes tipos de servicios a la sociedad urbana […] lo cual limita las capacidades del ciudad para impulsar un desarrollo sustentable y próspero”, advierten.

La ciudad duplicó su población en los últimos 30 años, y pasó de 130 km2, sólo el municipio de Guadalajara, a 2,423 km2 en este mismo periodo (es decir, el territorio de ocho municipios), esto es, en 3 por ciento del territorio de Jalisco habitan 60 por ciento de sus moradores. “Este proceso de urbanización ha convertido al área metropolitana en una de las entidades dentro del país que mayor huella ecológica ha impreso en su territorio debido a las múltiples actividades y procesos urbanos que se llevan a cabo en su interior”.


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Claves

La necesidad de áreas verdes

- Las ciudades constituyen el más artificial de los ambientes y paisajes. “El mesoclima urbano […] es un claro índice del grado de modificación al que puede llegar un hábitat creado por el hombre, pues comparado con el ambiente rural circundante, en el ambiente urbano la temperatura, la nubosidad, precipitación pluvial y contaminantes son mayores mientras que la velocidad del viento y la humedad relativa disminuyen”

- Se debe considerar “que los edificios pueden volver a irradiar hasta 90% de la energía calorífica que reciben del sol, lo contrario de lo que sucede en los bosques, donde de 60 a 70% de la radiación es capturada

- Esta isla de calor “requiere de fuertes vientos para ser desplazada de lo contrario por efectos atmosféricos se provoca una inversión térmica, esto es que el calor junto con la contaminación atmosférica quedan atrapados entre dos capas de aire frió”

- El escaso conocimiento que se tiene “sobre la importancia de los bosques urbanos, ha provocado que las pocas regulaciones que se han decretado para intentar conservarlos (en buen estado y mantener una calidad ambiental, se perciban como restricciones o castigos, para que el desarrollo urbano e industrial estén en equilibrio y armonía con el medio ambiente”

FUENTE: “¿Por qué son importantes los árboles para la ciudad de Guadalajara?”, monografía del investigador Gustavo Daniel Martín del Campo Becerra

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Ramiro acepta críticas a Iconia

El presidente municipal de Guadalajara, Ramiro Hernández García, recibió el pasado viernes 29 de noviembre a los arquitectos y urbanistas miembros del colegio, quienes se han erigido en críticos de la cesión de áreas verdes públicas que entraña el megaproyecto Iconia, al norte de la ciudad.

Durante la reunión, el alcalde reconoció la necesidad de ampliar el análisis del tema de las ganancias reales que obtendrá la ciudad al entregar 13.6 hectáreas de superficie pública para que Operadora Salamanca construya 18 torres y redensifique la zona norte del municipio. Hay dudas sobre el valor de lo que se obtendrá y sobre el efecto que traerá a todo el espacio urbano ante la gran cantidad de autos y personas que llevaría a la zona

“Nos ofreció revisar las condiciones, ponderar la situación jurídica; nos escuchó y dijo que está abierto a la posibilidad de decir no a los desarrolladores; en general, nos ofrece una segunda reunión para revisar el proyecto de la Ceja de la Barranca, el próximo jueves [5 de diciembre] en la presidencia municipal”, dijo Jorge Fernández Acosta, arquitecto presente en la reunión pasada.

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