En la playa protegida más larga del país se recrudece depredación. Voluntarios de campamento de la UdeG encontraron 35 restos de quelonios
Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO. Edición del 19 de septiembre de 2010
La matanza de ejemplares de tortugas marinas ha regresado esta temporada al playón de Mismaloya, en la costa de Jalisco, la zona protegida para estos quelonios más grande de México.
La semana pasada, en tan sólo tres días de patrullaje de voluntarios del campamento de La Gloria, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), se encontraron 35 restos de tortugas sacrificadas, según denuncia presentada ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
El documento es firmado por el coordinador del Programa de Conservación de Tortugas Marinas del Centro Universitario de la Costa Sur, Antonio Trejo Robles, y fue presentado ante el organismo federal el pasado 14 de septiembre. Destaca que tras algunos años de tranquilidad, parece regresar la actividad depredadora que fue tradicional por décadas en la costa del municipio de Tomatlán, antes de 1986, año en que el gobierno mexicano protegió oficialmente las especies de tortuga que llegan a sus litorales, ante la evidencia del dramático descenso de sus poblaciones.
Los patrullajes de los integrantes del campamento y voluntarios arrojaron los siguientes resultados en tan sólo tres días: “La noche del miércoles 8 para amanecer el 9 de septiembre, se detectaron siete tortugas marinas de la especie Lepidochelys olivacea [tortuga golfina] sacrificadas en el médano [la zona de las dunas] —cita las coordenadas precisas— […] de estos organismos, dos fueron encontradas dentro del área denominada Cruceto…”.
De la noche de jueves 9 a viernes 10 de septiembre “se encontraron otras cinco tortugas marinas de la especie Lepidochelys olivacea dentro de esta misma área, además de la tortuga comúnmente llamada prieta [Chelonia agassizzi] también sacrificada en el médano…”.
El tercer reporte, y con mucho el que revela una matanza de mayores dimensiones, fue levantado la noche siguiente, para amanecer el sábado 11 de septiembre. “Fueron encontradas 22 tortugas […] de la especie Lepidochelys olivacea, diez [de ellas] en la zona de Cruceto”. Además, se hace una observación: “de estas últimas tortugas sacrificadas se pudo constatar que sólo fue extraída la carne y la piel”.
Añade: “lamentablemente esta zona de playa es considerada históricamente como una zona de sacrificios de tortuga y había disminuido [el fenómeno] en los últimos años; sin embargo, se dan casos extremos donde vemos esta acción completamente reprobable además de [lo] preocupante [que es el] que sucedan en la actualidad”.
Mismaloya tiene reputación de alojar a depredadores humanos de la tortuga que no se conforman con extraer los huevos (“hueveros”, les dicen) como en otras zonas del litoral, sino que matan hembras para usar la carne y la piel. El centro de esa actividad es La Cruz de Loreto, poblado de pescadores y agricultores que ha sido centro de actividad de algunos de los más reconocidos acopiadores de recursos ilegales extraídos de las tortugas marinas (Público, 30 de agosto de 2003; 8, 9 y 12 de agosto de 2005).
“No podemos hablar solamente de un asunto de cultura de la ilegalidad; la verdad, todo mundo habla del desarrollo de la costa, de los nuevos hoteles y los empleos, pero es algo que no llega para todos […] a los campesinos les compran sus tierras y los desplazan, hay mucha miseria y eso también puede explicar el repunte”, señala un funcionario universitario de la región. La Profepa no ha acudido aún al llamado de los defensores de la tortuga.
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Claves
En peligro
• El estado de Jalisco cuenta con cuatro playas protegidas por decretos federales emitidos en 1986, en busca de garantizar la permanencia de la arribazón de cuatro especies de tortuga marina: laúd (Dermochelys coriacea), prieta (Chelonia agassizi), carey (Eretmochelys imbricata) y golfina (Lepidochelys olivacea).
• En la actualidad, sólo llega en cantidades importantes la tortuga golfina, aunque nada de los espectaculares arribazones de los años 70 del siglo XX. La tortuga carey fue salvajemente cazada por su valioso caparazón y casi no es vista en la zona. La prieta tiene poblaciones escasas pero regulares, y la laúd, la mayor del planeta, parece inmersa en un proceso de desaparición más acusado que el de otros santuarios, como Mexiquillo, en Michoacán, o Morro Ayuta, en Oaxaca.
• La clave en la rápida desaparición de estas especies radica en que son sencillas de capturar en las playas, donde se mueven torpemente. Pero el problema primordial fue que se convirtió en un negocio barato y sencillo, lo que ha acarreado muertes y robo de huevos, sobre todo, a partir de los años 50.
• No obstante, en el caso de la tortuga laúd, se ha documentado su extrema fragilidad ante el cambio climático, que le estaría haciendo perder oportunidades de alimentación, además que el calor promedio ascendente puede modificar la demografía de los reptiles (ver Público, 7 de junio de 2009).
• Los cuatro playones jaliscienses protegidos para la tortuga son Mismaloya (69 kilómetros) —el mayor del país—, Teopa (seis kilómetros), Cuitzmala (5.9 kilómetros) y El Tecuán (siete kilómetros).
En peligro
• El estado de Jalisco cuenta con cuatro playas protegidas por decretos federales emitidos en 1986, en busca de garantizar la permanencia de la arribazón de cuatro especies de tortuga marina: laúd (Dermochelys coriacea), prieta (Chelonia agassizi), carey (Eretmochelys imbricata) y golfina (Lepidochelys olivacea).
• En la actualidad, sólo llega en cantidades importantes la tortuga golfina, aunque nada de los espectaculares arribazones de los años 70 del siglo XX. La tortuga carey fue salvajemente cazada por su valioso caparazón y casi no es vista en la zona. La prieta tiene poblaciones escasas pero regulares, y la laúd, la mayor del planeta, parece inmersa en un proceso de desaparición más acusado que el de otros santuarios, como Mexiquillo, en Michoacán, o Morro Ayuta, en Oaxaca.
• La clave en la rápida desaparición de estas especies radica en que son sencillas de capturar en las playas, donde se mueven torpemente. Pero el problema primordial fue que se convirtió en un negocio barato y sencillo, lo que ha acarreado muertes y robo de huevos, sobre todo, a partir de los años 50.
• No obstante, en el caso de la tortuga laúd, se ha documentado su extrema fragilidad ante el cambio climático, que le estaría haciendo perder oportunidades de alimentación, además que el calor promedio ascendente puede modificar la demografía de los reptiles (ver Público, 7 de junio de 2009).
• Los cuatro playones jaliscienses protegidos para la tortuga son Mismaloya (69 kilómetros) —el mayor del país—, Teopa (seis kilómetros), Cuitzmala (5.9 kilómetros) y El Tecuán (siete kilómetros).
1 comentario:
Me gustaria añadir el Campamento tortuguero de Playa Mayto a tu lista de campamentos.
www.ecozonas.com
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