viernes, 23 de junio de 2017

En Manantlán, 13 mil ha quemadas por omisiones



Enrique Jardel señala que pese a que esa reserva es pionera en manejo de fuego, la Conanp la ha debilitado y le ha reducido recursos.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO.

La reserva de la biosfera Sierra de Manantlán, la más importante del occidente mexicano y una de las 25 prioritarias del país, padeció en casi 10 por ciento de su superficie la incidencia de fuegos forestales, en uno de los años más severos de lo que va del siglo. El asunto es que buena parte de ese problema se pudo evitar si se hubieran realizado las labores de prevención y se hubiera aplicado un programa de manejo de fuego. El investigador Enrique Jardel Peláez, de la UdeG, responsabiliza en las omisiones a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

"En Manantlán hubo problemas por las cosas que se dejaron de hacer; por la falta de recursos y por la falta de seguimiento a cosas que hace diez años se habían planteado, el programa de manejo del fuego en la reserva, un programa de manejo que a la hora de la hora nunca se aprobó formalmente, por la resistencia de la Conanp y tener un conflicto idiota a nivel de personas [...] así, en parte se quedó en el limbo, nos funciono la parte de supresión de incendios, pero como no hicimos la parte del manejo de combustibles, en las áreas en que se habían controlado los incendios varios años, fue donde recibimos la parte más severa de los daños de ahora", señaló el experto, cofundador del proyecto Manantlán en los años 1980.

La sierra, enclavada en territorio jalisciense en 90 por ciento, y colimense en 10 por ciento, tiene su peor registro de fuego en 1998, que fue el peor año para el país, y se acercó en todo el territorio nacional a 900 mil ha de afectaciones; "ya ahorita estamos al nivel del año 2011, que fue otro año critico, pero se quemaron áreas que tenían tiempo sin quemarse. Por ejemplo, la zona núcleo no se quemaba desde 1998", añadió.

A Jardel Peláez le sorprende la resistencia a programas de manejo de fuego: "está demostrado en el mundo que una estrategia que estaba basada en reacción y combate es imposible que funcione; lo vimos en el caso chileno el año pasado, y en el caso Portugal ahorita, con incendios tremendos, y con el costo de vidas que han tenido [...] todos esos incendios se podrían eliminar si hubiera un manejo del fuego, asociados a las condiciones del manejo del suelo; por ejemplo, en la costa estaban quemando para combatir garrapatas, en los potreros, y la lumbre se pasó para el monte; esas mismas quemas que tienen como propósito controlar las garrapatas también sirven para controlar combustibles, y no hay razón para que se hicieran de manera clandestina, ya que a final de cuentas se descontrola y hay incendios. Es decir, si hubiera una política del manejo del fuego, algo que queda claro es que no funciona si no hay una gestión adecuada del territorio, si no hay una base de aprovechamiento, si no hay una base institucional, con objetivos claros; entonces nuestras áreas naturales están al garete".

La reserva de Manantlán fue decretada por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado en marzo de 1987, tras un largo proceso de gestión liderado por la UdeG y los poblados indígenas nahuas de las montañas. Desde entonces, es uno de los más valiosos reservorios de diversidad biológica. Cuando hubo acuerdos sólidos entre UdeG y gobierno federal, el territorio fue eficazmente gestionado. A partir de la creación de la Conanp, ese equilibrio se rompió y se han perdido muchos pilares. Hoy es una demarcación acosada por conflictos y con insuficientes recursos.

SRN

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