sábado, 6 de septiembre de 2014

Baja prioridad del agua dificulta el saneamiento



Desde ayuntamiento, que ven recaudación como “caja chica”, hasta los que aceptan proyectos con alto gasto de electricidad son claves de los fracasos.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

No hay una causa única para explicar por qué hay 166 proyectos de saneamiento sin operar en municipios rurales y ciudades medias de Jalisco.

Algunas plantas fueron dadas de baja porque terminó su vida útil –sin ser sustituidas en su mayor parte-, pero por lo general no hay dinero para pagar la electricidad o el mantenimiento, pues los ayuntamientos responsables padecen problemas económicos severos o, sencillamente, no ven la obligación como prioridad.

“En términos sociales no tenemos la cultura para tratar las aguas (...) para que las plantas de tratamiento puedan hacer el trabajo para el que fueron diseñadas; tampoco tenemos la cultura como ciudadanos para pagar el tratamiento cuando se nos cobra, queremos pagar una bicoca, muchas veces nos resistimos a la instalación de sistemas para una revisión justa y equitativa, para tener los valores y los montos a pagar, por la disposición del agua y por su tratamiento, y todo eso repercute en que los ingresos a los ayuntamientos sean insuficientes”, explica el director de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente del Río Ayuquila (Jira), Arturo Pizano Saucedo.

Se trata del organismo intermunicipal más antiguo y consolidado de Jalisco, integrado por diez municipios de la cuenca media de ese río, y que actúa con base en las directrices de los presidentes municipales para resolver problemas de contaminación y manejo de territorio. El modelo ha sido reconocido por las Naciones Unidas (ONU) y reproducido por la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en otras zonas del país. Pero no se trata de un paraíso, reconoce el director.

“Por parte de los municipios es un desbalance la cantidad de recursos disponibles para hacer lo más correcto, no ajusta; en otras ocasiones esa bolsa de recaudación se utiliza para hacer obras en las que se comprometió el gobierno, es básicamente lo que tienen disponible para hacer la contraparte con el gobierno federal para una obra, sin olvidar que muchas veces los han dejado colgados y tiene que absorber el monto completo, y sale de la misma bolsa de agua potable y alcantarillado”, añade.

Por si fuera poco, “en lo político, en este país estamos acostumbrados a que las obras de pavimentación, escuelas, salud son prioridad, es mejor visto socialmente que el presidente municipal pavimente las calles que haga un cambio en la red de drenaje para eficientar los flujos, para no contaminar los mantos freáticos; y no es casualidad que muchos municipios en nuestro país aun tienen tuberías de asbesto, de cemento, e incluso de barro”.

No es casual que se trate de infraestructura que no está completa, que lleva el agua a ningún lado y que muchas veces no considera las capacidades de las plantas y conduce en exceso. Pero no es nada más un defecto de los municipios; “algo que yo planteé en el consejo de cuenca del río Ayuquila, en Armería, en la última sesión que tuvimos, es que cómo es posible que la Comisión Nacional del Agua o la estatal aprueben proyectos de tratamientos sobre zonas federales, cuyo destino es muchas veces que un huracán o tormenta como Jova las arranque y se las lleve con todo lo que costó”, añade.

En la actualidad, la Jira tiene un debate interno suscitado por la eventualidad de que el Ayuntamiento de El Grullo, que gobierna la segunda ciudad más grande de la cuenca media, opte por un proyecto con tecnología de “biodiscos” que significa un gasto en electricidad importante, en contraste con las 14 hectáreas ya compradas para establecer un humedal artificial de muy bajo costo de operación y que se integra al ambiente.

“Lo que yo he dicho es que si se van a promover sistemas que van a  demandar más energía, que sea aprovechando sistemas alternativos de energía, como pueden ser las celdas solares, que no sé si sean técnicamente posibles, será cuestión de ver con expertos, porque el problema de los costos de la energía se convierte en algo crítico para muchos municipios”, subraya.

Las razones

Causas comunes por lo que las plantas de tratamiento dejan de operar:

Porque se trata de proyectos que ya cubrieron su vida útil y deben darse de baja

Porque se establecen proyectos de tecnología compleja que requieren de personal capacitado no sencillo de contratar

Porque se requieren grandes volúmenes de energía eléctrica y/o no se tiene la infraestructura adecuada, o no se cuenta con el dinero para pagar

Porque no hay recursos financieros en los municipios para garantizar los insumos de operación

Porque no se cuenta con un esquema de pago de tarifas adecuado que permita financiar la operación

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