jueves, 11 de septiembre de 2014

50% de plantas tratadoras de Chapala no funcionan




El lago tiene un problema complejo: 24 de 51 plantas que no operan, nueve por construir y otras fuentes de contaminación “difusa”, sobre todo de la agricultura y de tiraderos a cielo abierto.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La gran extensión y capacidad de almacenamiento de agua del vaso que aloja a Chapala, así como el dinamismo de sus ríos contiguos, permite que sus problemas de contaminación se diluyan, literalmente, pues casi la mitad de sus 51 plantas de tratamiento de aguas residuales -24 instalaciones-, no son operadas en la actualidad, sea por problemas financieros o por la obsolescencia de su tecnología.

El lado amable es que por ser plantas pequeñas, representan sólo 241 de casi 1,300 litros por segundo de la capacidad instalada de tratamiento que existe entre la cuenca directa del lago, el alto río Santiago –entre Ocotlán e Ixtlahuacán, en el lindero oriente de la zona conurbada de Guadalajara- y el río Zula, principal afluente del lago después del río Lerma.

Pero se trata de un dato que puede ser engañoso: los 1,060 litros tratados –que han aminorado su carga contaminante, pero no la han desaparecido- contienen menos de la mitad de la contaminación urbana, mientras la mayor parte del daño son los 241 litros de agua no tratados.

Parece una broma con las cifras, pero la explicación no es tan compleja: un centro urbano típico produce una carga de contaminación biológica que calculada en el parámetro “demanda bioquímica de oxígeno” (DBO) ronda 300 miligramos por litros, que una vez tratados, se reducen a 60 miligramos por litro. Así, un litro de agua no tratada equivale a entre cinco y seis litros de agua tratada por carga de contaminantes.

Allí no terminan los problemas: además de restablecer la operación de esas plantas, están pendientes de construirse al menos nueve más, en poblados que actualmente arrojan su carga cruda a la cuenca. Más grave es todavía la llamada “contaminación difusa”, sobre todo de la agricultura y de tiraderos a cielo abierto, que representa carga orgánica y tóxica que no ha sido controlada. Jalisco posee la mayor parte del vaso, pero la cuenca del lado de Michoacán tiene mayor producción agrícola bruta, e importantes centros urbanos sin tratadoras de agua.

En resumen, con este cóctel de contaminantes, si Chapala fuera una cuenca endorreica (cerrada) como Cajititlán, ya habría destruido toda su diversidad biológica y padecido crisis de calidad de agua severas, pues no se debe olvidar que el mayor vaso lacustre del país es la principal fuente de abastecimiento de agua de la zona conurbada de Guadalajara.

La “ventaja” es el tamaño del lago y de su cuenca. Pero eso no elimina el mal, sólo lo diluye.

Datos

En la página web http://www.ceajalisco.gob.mx/plantas_tratamiento.html está contenido el padrón completo de las plantas de tratamiento del estado de Jalisco. Si se revisa municipio por municipio, se pueden separar los datos de trece demarcaciones que se extienden sobre la cuenca directa del lago de Chapala y las del alto Santiago –que nace en el lago- y del río Zula –que nace en la región Los Altos Sur y desemboca en Ocotlán-.

En orden alfabético: los municipios de Arandas, Atotonilco el Alto, La Barca, Chapala, Ixtlahuacán de los Membrillos, Jamay, Jesús María, Jocotepec, Ocotlán, Poncitlán, Tizapán el Alto, Tuxcueca y San Ignacio Cerro Gordo. Allí están dadas de alta 51 plantas de tratamiento, de las cuales operan 27 y sanean 1,058 litros por segundo, mientras 24 más, con capacidad de 241 lps no operan, sea por el usual problema financiero de los municipios, o porque ya son obsoletas y están en proceso de baja (lo cual, como es natural, no elimina el problema de que no se traten las aguas de los centros de población respectivos). El detalle de esas plantas está en el recuadro anexo.

El caso más grave en términos de la infraestructura existente es el municipio de Poncitlán, que posee seis plantas de tratamiento en la cabecera municipal, las localidades de Cuitzeo, Mezcala, San Jacinto, San Juan Tecomatlán y San Pedro Itzicán, pero ninguna funciona. Toda esa agua residual va directa al lago. Jocotepec no trata el agua en Potrerillos, San Pedro Tesistán y Los Trojes, y en contraste, las cuatro plantas del municipio de Chapala sí funcionan.

Buena parte de la explicación del éxito o fracaso deriva de la intervención de la propia Comisión Estatal del Agua (CEA), que opera de forma directa 19 plantas (16, si se hacen a un lado las de Juanacatlán y El Salto, ya en el área metropolitana de Guadalajara): doce en la cuenca directa y cuatro en municipios de la zona del río Santiago. Allí se sanean más de 700 litros por segundo. Si no se diera la intervención estatal, el sistema de saneamiento del lago ya habría colapsado.

Lo que falta

Desde hace cuatro años se identificó la necesidad de hacer nueve plantas de tratamiento más en la cuenca directa de Chapala: dos en Tizapán el Alto (Mismaloya y El Refugio); tres en Tuxcueca (Puerto Corona, El Tepehuaje y San Nicolás de Acuña), una en Jamay (San Agustín); dos en La Barca (San Pedro de Ruiz y La Providencia) y una en el municipio de Jocotepec (El Sauz). Es una carga orgánica de 5,710 habitantes que se va cruda a la misma cuenca.

“Pero no solo se construye lentamente y por debajo del crecimiento previsto de la demanda, también existe el problema de que las plantas construidas no entran en operación, tienen interrupciones frecuentes en su funcionamiento o dejan de operar […] ¿se ha optado por las mejores soluciones técnicas o han sido condicionadas por la carencia de recursos y el origen del financiamiento, más allá de lo que la eficiencia de operación recomienda?”, señala el investigador Francisco Peña, del Colegio de San Luis, en su un artículo titulado “El saneamiento de la cuenca Lerma-Chapala, ¿nudos tecnológicos o baches financieros?” (http://www.colsan.edu.mx/investigacion/aguaysociedad/archivos/lermachapala/ponencias/V%20SESION/nudostecnologicos.pdf).

Y está el enorme problema de la contaminación difusa. “La principal problemática identificada fue la mala calidad del agua debido a aguas negras, uso indiscriminado de agroquímicos, deforestación, basura, poca cultura ambiental y falta de ordenamiento […]”, señala la maestra Maribel Rivera Chávez, del Instituto Politécnico Nacional, en su tesis denominada “Gestión ambiental de la subcuenca del lago de Chapala sobre fuente de contaminación puntual y difusa”, publicada en 2013 (ver http://tesis.ipn.mx/bitstream/handle/123456789/12792/RIVERA%20CHAVEZ%20MARIBEL%20-%20B101494.pdf?sequence=1).


El trabajo identifica 300 puntos de contaminación del lado perteneciente al estado de Michoacán, lo cual no puede ser controlado por autoridades de Jalisco, pero repercute en la salud del lago.

“Existe una situación crítica en cuanto a la contaminación en la subcuenca […] derivando en una intensa dinámica de degradación ambiental así como diversos conflictos entre sectores y usuarios, sobre todo entre el espacio rural-urbano y entre el uso agrícola contra el turístico pesquero”, añade Rivera Chávez.

Claves

Plantas sin operar

- Arandas: Fraccionamiento Santa Bárbara, tres litros por segundo

- Atotonilco el Alto: El Nacimiento, tres litros por segundo

- La Barca: Zalamea, dos litros por segundo

- Ixtlahuacán de los Membrillos: Los Girasoles, Puerta del Sol, Rinconada La Loma, Residencial La Capilla, Los Olivos 1 y Los Olivos 2; 70 litros por segundo

- Jesús María: cabecera poniente y Ayo el Grande; 6 litros por segundo

- Jocotepec: Potrerillos San Pedro Tesistán, Las Trojes; 8 litros por segundo

- Ocotlán: Odis, Rincón de la Arboleda, Hacienda del Rincón y La Labor Vieja; 29 litros por segundo

- Poncitlán: cabecera municipal, Cuitzeo, Mezcala, San Jacinto, San Juan Tecomatlán y San Pedro Itzicán, 65 litros por segundo

- Caudal total máximo no tratado: 241 litros por segundo

FUENTE: Comisión Estatal del Agua (CEA)

Costos, el talón de Aquiles

Todas las plantas de tratamiento “son diseñadas para cumplir con la normatividad ambiental, si no lo hicieran así no sería aprobadas de principio. Todos los sistemas son eficientes, pero no todos son económicos, sobre todo en el gasto de operación. En esto estriba la diferencia”, advierte el investigador de la Universidad de Guadalajara, Luis Manuelo Martínez Rivera.  A propósito del debate que se realiza en El Grullo sobre la sustitución de un proyecto aprobado de humedales artificiales por una planta de biodiscos, que demanda más electricidad, apunta en un artículo entregado a este diario: “En el estado de Jalisco se han construido plantas de tratamiento con sistema de biodiscos pero solo una está en operación actualmente. Con este sistema se deberían tratar 125 litros por segundo, pero solo se trata 12 por ciento de las aguas, y además, se desconoce la eficiencia real de cómo opera esta planta en Ixtlahuacán de los Membrillos”.

Añade: “El tratamiento del agua es un servicio que el municipio está obligado a realizar de acuerdo con el  artículo 115 de la Constitución y por la cual se cobra a los usuarios del servicio”.


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