domingo, 8 de noviembre de 2009

Puma, el rey de La Primavera


Método de fototrampeo captó, por primera vez en décadas, la presencia del gran felino entre la floresta templada que sobrevive al poniente de la zona metropolitana de Guadalajara. El puma captado por las cámaras se aleja luego de un trago de agua nocturno. Los investigadores también buscan jaguarundis o gatos monteses

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO
El último puma de La Primavera del que se tenía un testimonio directo fue el que mató un cazador, en el ya lejano 1974. El pasado 4 de noviembre, 35 años después, tras décadas de avistamientos confusos y de registro de huellas, por fin se obtuvo una prueba contundente de la persistencia del gran felino, pese a la creciente hostilidad para la vida salvaje en una región hoy puesta en predicamento por la urbanización que invade sus linderos.

El milagro se operó gracias a un grupo de cámaras fijas instaladas desde el 15 de octubre en distintos ángulos de un pequeño estanque, en uno de los sitios mejor conservados del área natural protegida, decretada en 1980. Allí se captaron imágenes nocturnas de un gallardo macho; grácil, musculoso y provocador, luciendo frente a las luces intempestivas de los aparatos.

La charca, como todo sitio de agua, tiene intensa actividad social, y permitió captar el cortejo de especies locales a diversas horas de los días: venados cola blanca (Odicoleus virginianus), un zorrillo rayado (Mephites macroura), un coyote (Canis latrans), una inquieta aguililla cola roja (Buteo jamaicensis) y un pequeño tropel de pecaríes de collar (Tayasu tajacu), que algunos creían erradicados de esta sierra.

Se trata apenas del comienzo de un proyecto científico creado originalmente para determinar con fototrampeo la presencia de gatos silvestres. Además de Puma concolor, se esperaba detectar jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) y lince rojo o gato montés (Lynx rufus), según la idea de José Luis Leyva Navarro y un grupo de investigadores.

Esta propuesta fue planteada a la dirección del bosque, que encabeza José Luis Gámez Valdivia, y obtuvo el entusiasta apoyo de Karina Aguilar Vizcaíno, directora de fauna del área protegida, y del encargado de investigación y monitoreo, Gerardo Cabrera Orozco, quienes sumaron equipo propio y enriquecieron el proyecto incluyendo más especies. Así se determinó el primer punto para colectar imágenes. La intención es cubrir al menos por un año los sitios más representativos de la reserva ecológica, en busca de poner las bases para un monitoreo permanente, lo mínimo que debe tener cualquier área dedicada a la conservación de especies silvestres.

Llevar este conocimiento entraña riesgos, admite Gámez Valdivia. “Lo damos a conocer para que la sociedad de Guadalajara se dé cuenta de la riqueza del patrimonio que debemos conservar y se convenza de la necesidad de garantizar recursos suficientes para el manejo del área protegida […] somos una sociedad que debe actuar con madurez: las áreas protegidas protegen valores de interés públicos y deben ser conocidas y preservadas por todos los ciudadanos”, pone en relieve.

Pero no faltan voces preocupadas por que se despierte la voracidad de los cazadores ilegales, que en el pasado devastaron el área de protección de flora y fauna que en 2006 fue integrada a la lista de reservas mundiales en el programa El hombre y la biosfera, de la Unesco.

El fototrampeo ha permitido en muchas partes del mundo registrar ejemplares de especies que se creían desaparecidas, a costos relativamente bajos. Sin embargo, la falta de financiamiento es uno de los males crónicos de la dirección ejecutiva de La Primavera.

“Queremos invitar a aquellos que quieran colaborar con nosotros, ya sea con la donación del equipo necesario, y también en que se tome conciencia general de que depende de nosotros que el bosque continúe con sus procesos naturales o le cortemos la vida, cerrándole los corredores biológicos, tan necesarios como las venas en nuestro sistema circulatorio, con caminos o fraccionamientos, o asfixiándolo por su limites poligonales con construcciones o actividades —apenas hace una semana, una multitudinaria fiesta apoyada por [el Ayuntamiento de] Zapopan, violando la norma ecológica—, que quedan fuera de la reglamentación ambiental y definitivamente atacan el equilibrio ecológico”, añade Karina Aguilar.

José Luis Leyva recuerda haber encontrado huellas de puma en las faldas del cerro El Tule, el 12 de abril de este año. En los meses posteriores, ya con las cámaras instaladas, “se ha constatado la invasión de perros que viven en casas y ranchos a orillas del bosque, personas que extraen recursos —como jícamas—, motociclistas y pastoreo de vacas y burros sin ningún control”.

El 4 de noviembre “recogimos las cámaras; nuestra sorpresa fue que después de seis meses finalmente teníamos fotos de puma. El gran gato está en varias fotos y de diferentes ángulos. En dos ocasiones se acercó a beber agua. Se trata de un macho adulto de aproximadamente seis años”.

Para el científico, es el comienzo del alumbramiento a interrogantes esenciales: “¿El puma nació en La Primavera? ¿Este felino ingresó a través de algún corredor de fauna? ¿Cuántos pumas habitan aquí?”. Lo más apremiante: saber si la especie, el segundo felino mayor de las Américas y el de más amplia distribución, tiene futuro en este bosque sitiado por la segunda ciudad más poblada del país, lo que hablaría de la viabilidad de ecosistemas completos que preside en la pirámide alimenticia. O si, por el contrario, sólo estamos ante los últimos estertores de una vida salvaje desde hace tiempo condenada.

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