sábado, 8 de septiembre de 2018

UdeG cuestiona levantamiento de restricciones en santuario


No ha habido la recuperación total ni siquiera de las tortugas golfinas, y se debe plantear escenarios de cambio climático.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La creación de zonas de amortiguamiento en algunos puntos de los 85 kilómetros propuestos por la Comisión Nacional de áreas Naturales Protegidas (Conanp) para la nueva longitud del santuario de tortuga marina en Mismaloya, el mayor del país, debe ser debidamente analizado, ya que hay riesgo de que se reviertan los notables progresos de anidación que han tenido las cuatro especies de quelonios en 32 años de políticas de conservación, señala el Centro Universitario de la Costa Sur (Cucsur) de la UdeG.

En carta dirigida al director regional del organismo federal, Humberto Gabriel Reyes Gómez, destacan que abrir los usos puede presionar la llegada de estos reptiles y exponer la recuperación, que aún está lejos de los niveles de reproducción que se tenían en los años setenta del siglo XX.

“Por lo que respecta a los puntos que se abordan en las zonas núcleo y zonas de amortiguamiento, podemos comentar que en la última década el aumento de hembras de Lepidochelys olivacea es evidente y no solo en esta área sino en el país y en todo el mundo, lo que no ocurre para otras especies como Dermochelis Coriacea (laúd). Es bien conocido que la tortuga L. olivacea está en franca recuperación, sin embargo aún faltan años para considerarla fuera de peligro. Así mismo se ha observado la anidación de estos organismos en nuevas áreas aledañas a los santuarios o dentro del mismo. Nuestros estudios indican que efectivamente salen a ovipositar un número mayor de tortugas en ciertas áreas, pero esto no significa que no salen en otras”.

De hecho, “de acuerdo a registros en el campamento de La Gloria, la tendencia anual indican que existe un incremento sustancial de las anidaciones aun en las zonas que son consideradas con menor anidación. Esta recuperación poblacional de la L. olivacea, es paulatina y se estima que tardará aún otras décadas, siempre y cuando se continúe y refuercen los programas de conservación; por lo que consideramos que la disposición de áreas de amortiguamiento encapsula y disminuye el área de expansión de estas poblaciones a futuro, tomando en cuenta además los datos presentados por Casas Andreu en 1977, donde menciona un aproximado de 30 mil hembras ovijeras en una sola arribada de un día, lo que podríamos deducir que las poblaciones que en estos últimos años estamos registrando no son ni la décima parte de lo que se contaba”, advierten los académicos.

De este modo, una zona de amortiguamiento en el estero El Chorro, que es un área pequeña “que debido a la presencia del mismo estero la anidación del 50 por ciento de las hembras no son exitosas (salen pero realizan arqueos) consideramos que en un futuro tendremos un número más alto de anidaciones, por lo que este punto debería ser de mayor cuidado, y protección ya que es una área de fácil acceso y donde en la actualidad visitan cientos de personas por lo que es un punto donde se presentan conflictos más directos”.

En la misiva recuerdan que los lineamentos establecidos por los programas de ordenamiento ecológico local de los municipios de Tomatlán y de Cabo Corrientes ya contemplan restricciones, y “para eliminar cualquier choque de disposiciones considerando que esta áreas son ocupadas por dunas costeras, las cuales los mismos POEL protegen y consideran ecosistemas prioritarios para la conservación de la playa y zonas de anidación de tortugas marinas, entre otras especies.

En un escenario en el cual el calentamiento global “generaría la elevación del nivel medio del mar (0.5 a 1.5 metros), ya que se conjetura que provocará la desaparición de playas angostas en las cuales anidan actualmente las tortugas marinas; y se esperaría que sean capaces de adaptarse a las nuevas condiciones las cuales pasan necesariamente por poder contar con playas más o menos cercanas en las cuales existan las condiciones del hábitat propicias para la anidación y así poder cerrar su ciclo de vida. Si nosotros, que nos suponemos seres inteligentes no somos capaces de prever esta situación actuaríamos de manera negligente e irresponsable y estaríamos condenando a estas especies”.

Por otro lado, “estas zona de amortiguamiento no serán zonas aisladas, sino que deberán de crearse brechas, las cuales tendrían que pasar por áreas de manglares, dunas o selva baja caducifolia”, infraestructura no prevista ni normada en los planes de ordenamiento. En contradicción con la idea de que la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente señala que “los santuarios son una de las categorías más restrictivas, ya que sólo se permiten actividades de investigación, recreación y educación ambiental compatibles con la naturaleza y características del área”.

Por si fuera poco, “las playas y dunas constituyen los ambientes de sedimentación más importantes del mundo, es decir, los lugares donde hay mayor acumulación de granos de arena de distintos tamaños transportados por corrientes marinas y vientos”. Por ello, “nuestra propuesta va dirigida al área de amortiguamiento de Mariano Otero y El Estero El Chorro los cuales consideramos, no sean contemplados como tal. Y de la misma forma extender las zonas núcleo del campamento La Gloria al norte hasta el estero el Ermitaño y al sur hasta el Estero de Majahuas. Esto basado en las anidaciones cuyos registros se han incrementado en las últimas décadas”.