Jocotepec, Agustín del Castillo, PÚBLICO-MILENIO, edición del lunes, 13/04/2009
Casi seis años de altos niveles de agua en el lago de Chapala convirtieron a su ribera oriente, de páramo olvidado, en codiciada meca de desarrollos inmobiliarios.
El crecimiento acelerado no deja contentos a muchos vecinos. Mientras el Ayuntamiento de Jocotepec asegura que se ha logrado ordenar el proceso con sólo cuatro autorizaciones en los últimos dos años, y no se camina a una experiencia “tipo Tlajomulco” —de servicios colapsados ante la sobrepoblación, vivienda de baja calidad y riesgos para sus moradores—, la Secretaría de Desarrollo Urbano (Sedeur) pide que se bajen las densidades de vivienda aprobadas para los nuevos fraccionamientos, pues “por las características naturales […] se recomienda que las zonas habitacionales se limiten a ser de densidades bajas y mínimas”, dijo en un escrito del 11 de diciembre de 2008 el secretario de la dependencia, Sergio Carmona Ruvalcaba.
Ernesto Romero Ramos, director de desarrollo urbano de Jocotepec, informa de los proyectos que ya cuentan con la venia del cabildo local: se trata de tres permisos densidad H3 (la segunda densidad de ocupación del suelo más intensiva que prevé el Reglamento de Zonificación de Jalisco, con una densidad máxima de 39 viviendas por hectárea para vivienda unifamiliar y 42 viviendas por hectárea para plurifamiliar): los fraccionamiento Riberas del Chante, con 320 viviendas verticales sobre siete hectáreas (45.7 casas por ha en promedio); Sierra Lake, de tres hectárea y 109 viviendas (36.3 por ha), y Senderos del Lago, sobre cinco hectárea y 202 casas (40.4 por ha). Hay también una autorización de densidad H2, La Vista Chapala, de 34 ha en su primera etapa y 340 unidades, pero en un predio que se interna en el valle, hacia Zapotitán de Hidalgo.
Estos permisos se dieron en medio de fuertes polémicas con muchos moradores y propietarios de terrenos contiguos. En la consulta para modificar el plan parcial de la zona, realizada a fines de 2008, un grupo de propietarios mandaron una extensa carta observando que hacía falta garantizar que los cauces y cuerpos de agua fueran respetados, que el paisaje debía ser preservado y que las densidades de construcción debían ser reguladas por factores como suelos expansivos e inestables, cauces o cuerpos de agua, deslizamientos de tierra, fuentes de suministro de agua potable, infraestructura, estructura vial y transporte y visuales y perspectiva del lago.
Así, agrega la misiva, “se solicita que la densidad propuesta en la franja delimitada por la carretera al norte […] sea H2, especialmente el área con denominación H3-15, misma que rompe con la continuidad de la densidad existente en la franja con frente a la laguna”. También demandaron mantener abiertas las rutas que quedan hacia la playa, ante la evidencia de que muchas han sido invadidas por particulares a lo largo de toda la zona. Al texto acompañan diez firmas, entre ellas, las de José Levy García, Guadalupe Silva Corcuera y Pilar Vázquez Rubio.
Fernando Gallo, otro de los afectados, apunta los siguientes problemas: pocas áreas verdes, modificación de arroyos, aumento de descargas sanitarias y su posible ingreso al lago, saturación vial, saturación de servicios, aumento de inseguridad (por la subocupación de las casa de descanso) y afectaciones al paisaje natural. El también notario público de esta ciudad se queja que se simuló la consulta pública y hubo escasa información a los ciudadanos, lo que derivó en una decisión de los regidores en el mayor de los sigilos.
Intervinieron también con sus comentarios críticos José Ignacio Ochoa, José Miguel Gómez, Pablo Pardo, Francisco Olmedo e Ignacio Vázquez Ceseña, según información proveída por el área de transparencia de Jocotepec.
Sin embargo, fue el propio titular de la Sedeur, Sergio Carmona Ruvalcaba, quien coincidió con los quejosos respecto al problema de las densidades, y en su documento, emitido el 11 de diciembre de 2008, apuntó, entre otros, los siguientes problemas del nuevo plan parcial: falta de consulta al Atlas de Riesgos de la Unidad Estatal de Protección Civil, “debido a la existencia de suelos inestables en la zona norte de la sierra de Las Vigas” o El Travesaño; falta “descripción de áreas clasificadas como áreas de transición, áreas rústicas de actividades extractivas, áreas de prevención ecológica, áreas de protección a cauces”; “falta agregar las áreas de restricción por vialidad, línea eléctrica, red de drenaje, etcétera”; “deberá considerar otra clasificación de área de reserva urbana a corto plazo […] por encontrase en un área con suelos inestables”.
Más adelante, insiste: “No es congruente que por las características naturales del área de aplicación se proponga el uso habitacional de densidad alta”.
Si bien, el Ayuntamiento de Jocotepec aprobó el plan siete días después, el director de desarrollo urbano de la localidad dice que este texto no llegó a tiempo. El sello de recibido indica que fue recibido el 19 de enero de 2009, lo cual impidió que fuera tomado en cuenta.
Casi seis años de altos niveles de agua en el lago de Chapala convirtieron a su ribera oriente, de páramo olvidado, en codiciada meca de desarrollos inmobiliarios.
El crecimiento acelerado no deja contentos a muchos vecinos. Mientras el Ayuntamiento de Jocotepec asegura que se ha logrado ordenar el proceso con sólo cuatro autorizaciones en los últimos dos años, y no se camina a una experiencia “tipo Tlajomulco” —de servicios colapsados ante la sobrepoblación, vivienda de baja calidad y riesgos para sus moradores—, la Secretaría de Desarrollo Urbano (Sedeur) pide que se bajen las densidades de vivienda aprobadas para los nuevos fraccionamientos, pues “por las características naturales […] se recomienda que las zonas habitacionales se limiten a ser de densidades bajas y mínimas”, dijo en un escrito del 11 de diciembre de 2008 el secretario de la dependencia, Sergio Carmona Ruvalcaba.
Ernesto Romero Ramos, director de desarrollo urbano de Jocotepec, informa de los proyectos que ya cuentan con la venia del cabildo local: se trata de tres permisos densidad H3 (la segunda densidad de ocupación del suelo más intensiva que prevé el Reglamento de Zonificación de Jalisco, con una densidad máxima de 39 viviendas por hectárea para vivienda unifamiliar y 42 viviendas por hectárea para plurifamiliar): los fraccionamiento Riberas del Chante, con 320 viviendas verticales sobre siete hectáreas (45.7 casas por ha en promedio); Sierra Lake, de tres hectárea y 109 viviendas (36.3 por ha), y Senderos del Lago, sobre cinco hectárea y 202 casas (40.4 por ha). Hay también una autorización de densidad H2, La Vista Chapala, de 34 ha en su primera etapa y 340 unidades, pero en un predio que se interna en el valle, hacia Zapotitán de Hidalgo.
Estos permisos se dieron en medio de fuertes polémicas con muchos moradores y propietarios de terrenos contiguos. En la consulta para modificar el plan parcial de la zona, realizada a fines de 2008, un grupo de propietarios mandaron una extensa carta observando que hacía falta garantizar que los cauces y cuerpos de agua fueran respetados, que el paisaje debía ser preservado y que las densidades de construcción debían ser reguladas por factores como suelos expansivos e inestables, cauces o cuerpos de agua, deslizamientos de tierra, fuentes de suministro de agua potable, infraestructura, estructura vial y transporte y visuales y perspectiva del lago.
Así, agrega la misiva, “se solicita que la densidad propuesta en la franja delimitada por la carretera al norte […] sea H2, especialmente el área con denominación H3-15, misma que rompe con la continuidad de la densidad existente en la franja con frente a la laguna”. También demandaron mantener abiertas las rutas que quedan hacia la playa, ante la evidencia de que muchas han sido invadidas por particulares a lo largo de toda la zona. Al texto acompañan diez firmas, entre ellas, las de José Levy García, Guadalupe Silva Corcuera y Pilar Vázquez Rubio.
Fernando Gallo, otro de los afectados, apunta los siguientes problemas: pocas áreas verdes, modificación de arroyos, aumento de descargas sanitarias y su posible ingreso al lago, saturación vial, saturación de servicios, aumento de inseguridad (por la subocupación de las casa de descanso) y afectaciones al paisaje natural. El también notario público de esta ciudad se queja que se simuló la consulta pública y hubo escasa información a los ciudadanos, lo que derivó en una decisión de los regidores en el mayor de los sigilos.
Intervinieron también con sus comentarios críticos José Ignacio Ochoa, José Miguel Gómez, Pablo Pardo, Francisco Olmedo e Ignacio Vázquez Ceseña, según información proveída por el área de transparencia de Jocotepec.
Sin embargo, fue el propio titular de la Sedeur, Sergio Carmona Ruvalcaba, quien coincidió con los quejosos respecto al problema de las densidades, y en su documento, emitido el 11 de diciembre de 2008, apuntó, entre otros, los siguientes problemas del nuevo plan parcial: falta de consulta al Atlas de Riesgos de la Unidad Estatal de Protección Civil, “debido a la existencia de suelos inestables en la zona norte de la sierra de Las Vigas” o El Travesaño; falta “descripción de áreas clasificadas como áreas de transición, áreas rústicas de actividades extractivas, áreas de prevención ecológica, áreas de protección a cauces”; “falta agregar las áreas de restricción por vialidad, línea eléctrica, red de drenaje, etcétera”; “deberá considerar otra clasificación de área de reserva urbana a corto plazo […] por encontrase en un área con suelos inestables”.
Más adelante, insiste: “No es congruente que por las características naturales del área de aplicación se proponga el uso habitacional de densidad alta”.
Si bien, el Ayuntamiento de Jocotepec aprobó el plan siete días después, el director de desarrollo urbano de la localidad dice que este texto no llegó a tiempo. El sello de recibido indica que fue recibido el 19 de enero de 2009, lo cual impidió que fuera tomado en cuenta.
“No hay anomalías”
Ernesto Romero Ramos, como voz del municipio en el tema, señala que buena parte de los reclamos que se les hicieron fueron agregados al plan definitivo, pero no hay actualmente ejemplares de la Gaceta Municipal para acreditarlo, ni se ha subido el plan a la página de Internet del municipio.
“No se ha autorizado ningún fraccionamiento de vivienda popular, todo está apegado al plan parcial que fue debidamente consultado y modificado, y además, se contará pronto con el instrumento del programa de ordenamiento ecológico territorial, que nos dará información consolidada para una política de desarrollo sustentable”, asegura.
Aunque el H3 lo es, el director advierte que “no se va a aceptar una acción urbanística de alta densidad”, y que no se colapsarán los servicios, pues, por citar el caso de drenaje y saneamiento, quienes no puedan conectarse a la red municipal porque la dejarían rebasada, al ser señalados “autosuficientes” en los dictámenes están obligados a proveerse solos el servicio.
—¿Entonces no hay riesgo de que la contaminación ingrese al lago al rebasarse la capacidad de saneamiento de la planta de El Chante?
—No, porque esa capacidad nunca será rebasada. Buena parte de los nuevos fraccionamientos se les notificó que no habría posibilidad de que se conectaran, que debían diseñar y operar sus propios sistemas de saneamiento, y ese es el compromiso […] se han depositado fianzas y garantías, se ha entregado la información a la Auditoría Superior del Estado para que revise todos los expedientes, se demuestra que no hay nada irregular.
Lo mismo sucede con la vialidad, añade. Cada fraccionamiento está obligado a hacer sus obras para no saturar la red vial actual, “todos cumplieron de forma rigurosa lo que dice la ley”.
—¿No cree que una alta densidad afecte la plusvalía que se tiene en la zona?
—Bueno, a lo mejor ven experiencias en otros lados y creen que ellos vienen a hacer lo mismo aquí. La verdad es que nos hicieron propuestas interesantes, no es vivienda popular […] a lo mejor la zona estaba sobrevaluada, y ahora con estos desarrollos va a quedar en niveles más reales de precios de inmuebles.
De hecho, hay en puerta nuevas peticiones de fraccionamientos, pero están detenidas porque se debe demostrar la capacidad de proveerse los servicios sin perjudicar la infraestructura existente o al lago de Chapala. “La verdad, no hemos aflojado ni un minuto”, subraya el presidente municipal interino, Alberto Guzmán Villanueva: “Vamos a hacer un municipio que crezca ordenado; sabemos que si no cuidamos, se nos va a acabar el turismo, que es la posibilidad de crecer que tenemos”.
Es decir, “el modelo de crecimiento no nos ha rebasado”. Guzmán Villanueva piensa que tanto las discordias como el progreso se lo deben al lago. “El boom constructor viene del 20 de agosto de 2003, cuando volvió a llenarse después de muchos años secos, y todos voltearon otra vez hacia acá”.
Ernesto Romero Ramos, como voz del municipio en el tema, señala que buena parte de los reclamos que se les hicieron fueron agregados al plan definitivo, pero no hay actualmente ejemplares de la Gaceta Municipal para acreditarlo, ni se ha subido el plan a la página de Internet del municipio.
“No se ha autorizado ningún fraccionamiento de vivienda popular, todo está apegado al plan parcial que fue debidamente consultado y modificado, y además, se contará pronto con el instrumento del programa de ordenamiento ecológico territorial, que nos dará información consolidada para una política de desarrollo sustentable”, asegura.
Aunque el H3 lo es, el director advierte que “no se va a aceptar una acción urbanística de alta densidad”, y que no se colapsarán los servicios, pues, por citar el caso de drenaje y saneamiento, quienes no puedan conectarse a la red municipal porque la dejarían rebasada, al ser señalados “autosuficientes” en los dictámenes están obligados a proveerse solos el servicio.
—¿Entonces no hay riesgo de que la contaminación ingrese al lago al rebasarse la capacidad de saneamiento de la planta de El Chante?
—No, porque esa capacidad nunca será rebasada. Buena parte de los nuevos fraccionamientos se les notificó que no habría posibilidad de que se conectaran, que debían diseñar y operar sus propios sistemas de saneamiento, y ese es el compromiso […] se han depositado fianzas y garantías, se ha entregado la información a la Auditoría Superior del Estado para que revise todos los expedientes, se demuestra que no hay nada irregular.
Lo mismo sucede con la vialidad, añade. Cada fraccionamiento está obligado a hacer sus obras para no saturar la red vial actual, “todos cumplieron de forma rigurosa lo que dice la ley”.
—¿No cree que una alta densidad afecte la plusvalía que se tiene en la zona?
—Bueno, a lo mejor ven experiencias en otros lados y creen que ellos vienen a hacer lo mismo aquí. La verdad es que nos hicieron propuestas interesantes, no es vivienda popular […] a lo mejor la zona estaba sobrevaluada, y ahora con estos desarrollos va a quedar en niveles más reales de precios de inmuebles.
De hecho, hay en puerta nuevas peticiones de fraccionamientos, pero están detenidas porque se debe demostrar la capacidad de proveerse los servicios sin perjudicar la infraestructura existente o al lago de Chapala. “La verdad, no hemos aflojado ni un minuto”, subraya el presidente municipal interino, Alberto Guzmán Villanueva: “Vamos a hacer un municipio que crezca ordenado; sabemos que si no cuidamos, se nos va a acabar el turismo, que es la posibilidad de crecer que tenemos”.
Es decir, “el modelo de crecimiento no nos ha rebasado”. Guzmán Villanueva piensa que tanto las discordias como el progreso se lo deben al lago. “El boom constructor viene del 20 de agosto de 2003, cuando volvió a llenarse después de muchos años secos, y todos voltearon otra vez hacia acá”.
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