jueves, 28 de febrero de 2013

Migrantes centroamericanos, la gran infamia de México, dice Solalinde

El gobierno de Peña “manda señales preocupantes” en el tema de los derechos humanos de los migrantes, señala el sacerdote activista. Espera una nueva era pastoral para la iglesia católica con la renuncia de Benedicto XVI.


Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO

No hay señales esperanzadoras del gobierno de Enrique Peña Nieto en el tema de los derechos de los migrantes centroamericanos, que permanecen como carne de cañón de la delincuencia organizada –tanto de las bandas criminales como de las policías-, asegura el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra.

Coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano y director del albergue “Hermanos en el Camino” en la agitada región del Istmo de Tehuantepec, por donde atraviesa el tráfico humano desde América Central hacia los Estados Unidos, el presbítero acudió a Guadalajara para ser reconocido como “Corazón de León” por la Federación de Estudiantes Universitarios, en ceremonia realizada en el paraninfo Enrique Díaz de León, este miércoles 27 de febrero.

Previamente, acudió a la cabina de MILENIO RADIO JALISCO, donde abordó tanto el tema de los migrantes como de la declinación al papado de Benedicto XVI.

- ¿Esta Administración federal ha mandado señales sobre el tema de los derechos de los migrantes?

- Es prematuro hablar, pero las señales no son muy buenas; hay dos señales que preocupan mucho: una es que el Instituto Nacional de Migración, en lugar de transformarse en razón de los derechos humanos y llamar y convocar al consejo de consulta que es quien debe de orientarlo en el tema, ha puesto más policías, lo cual es preocupante, y dos, que no han parado los secuestros; ayer mismo, hoy mismo, hay secuestros en Veracruz, no han parado, es una irresponsabilidad del gobierno de Veracruz, y tampoco el gobierno federal ha sido capaz de parar esto, lo cual es preocupante, estos dos signos no nos ayudan en nada.

- ¿Qué tendría que suceder, cuáles eran los cambios que esperaban ustedes en las políticas en la materia?

- Primero que nada, y sobre todo en las zonas más criticas como son Veracruz y Tamaulipas, o la frontera norte, se necesitaría que tanto las autoridades civiles como las eclesiásticas fueran sensibles y mas empáticas, que sufrieran un poco y experimentaran el dolor, el drama, la tragedia que viven los migrantes que son secuestrados; después agilizar a la pesada burocracia de todo lo que significa la Procuraduría General de la República [PGR], que ha sido incapaz de superar este problema de los secuestros, en Veracruz, sobre todo en la zona de Medias Aguas.

- ¿Desde cuándo los migrantes son un foco de atención para la delincuencia organizada?
- Yo por delincuencia organizada entiendo no solamente a delincuentes comunes, sino también a servidores públicos que descubrieron que los migrantes son mercancía, y que empezaron a lucrar con ellos, para obtener dinero a costa de lo que sea, aun a costa de la propia vida de los migrantes.

- No podemos dejar de lado la hipocresía del gobierno mexicano que se indigna por el trato a los mexicanos en Estados Unidos pero que no hace nada por darle esa categoría humana a nuestro vecinos de Centroamérica.

- Ciertamente es hipocresía pero también es complicidad; la omisión también es complicidad, porque no hacen lo conducente por frenar estos secuestros, diría que la política mexicana hacia el sur, hacia los hermanos de Centroamérica debe dejar de ser una política de seguridad, para convertirse en una política solidaria, con planes de desarrollo compartidos con nuestros hermanos de Nicaragua, Honduras, Guatemala, que son los más pobres, para lograr una política de desarrollo en la que todos vayamos a la par; no es posible ir nosotros adelante y ellos atrás, y que nosotros hagamos el triste papel de ser los cuidadores del patios trasero de Estados Unidos. Del gobierno anterior no me extraña, trató de ocultar todo lo que sucedía, y sería lamentable que este gobierno hiciera lo mismo, que tratara de acallar a la prensa, para querer que no se vea la verdad, porque no es calmando a la prensa para que automáticamente las cosas empiecen a mejorar en México; no es así, hay raíces muy antiguas aun antes del mismo panismo que se tienen que resolver, tenemos que ser responsables y corresponsables, pero no es acallando la verdad como se va a hacer, sino diciéndola y compartiendo las responsabilidades.

- Con la llegada de Enrique Peña Nieto el tema de la seguridad tenía que ser prioritario, y uno esperaría que bajara la presión que hay sobre muchas zonas rurales del país, donde el crimen organizado está instalado como poder no sólo fáctico sino casi formal; el auge de las autodefensas o las policías comunitarias, ¿revela que el estado mexicano es incapaz de proveer la seguridad?

- Sí, podemos hablar de un estado fallido; nunca es tarde pero aquí es tarde para pensar en que solo el Estado va a lograr la seguridad en el país; tiene que apoyarse en estas iniciativas de autodefensa parta entender que la gente ya no confía, que han sido defraudados una y otra vez […] para ser policía se necesita también ser una persona respetable, tener un bagaje moral que a la gente le dé confianza, pero yo creo que sí hay una mafiocracia, que la delincuencia organizada ha penetrado todos los órdenes de gobierno, los ha cooptado...

- ¿Entonces, el gran problema del país podría ser en buena medida moral, la corrupción?
- Claro, porque los valores del poder y del dinero son sobre los intereses del pueblo; tenemos gobiernos entreguistas que están vendiendo a México, entregándolo a los extranjeros a través de las minas, del petróleo, condenando así a millones de mexicanos a una calidad de vida al mero nivel de subsistencia […] yo soy testigo día con día de gente que no tiene trabajo, gente capaz, de postgrados, o incluso con solvencia moral, pero pareciera que los eligieran no para puestos importantes, pareciera que se escogiera a la personas que mas convienen a los intereses político-económicos, no para el bienestar del país.

- ¿Hay diálogo con el gobierno de Enrique Peña Nieto sobre el tema, alguna reunión para tratar de establecer alguna estrategia?

- Las declaraciones no sirven, son retóricas, con la intención no basta; el diálogo nunca se ha interrumpido, antes de venir aquí tuve un diálogo con Gobernación, y con la PGR, pero eso no basta, se necesitan acciones, el lenguaje ya no sirve, se necesitan acciones, y mientras no paren los secuestros de migrantes yo no voy a creer en ninguna política, son mentiras.

- ¿Tienen alguna propuesta operativa para que esto se dé?

- Por supuesto que sí; detener el flujo migratorio de los trabajadores internacionales es un crimen, porque lo que ellos buscan es trabajo, y es vergonzoso que México haga ese papel tan triste respecto a Estados Unidos; México no es lacayo […] si hubiera voluntad mandarían a agentes encubiertos en los trenes para que observaran y protegieran, y no digo que escolten a la migración irregular, pero que por lo menos den facilidades para que entren y pasen, que era lo que se pedía a los legisladores.

- ¿La famosa visa de paso?

- Sí, la visa de paso, que se han negado a dar una y otra vez, y que el mismo gobierno negó en los reglamentos y le puso candados; quien puede tener dinero para cubrir todos los requisitos para poder pasar legalmente, y así documentar una legal estancia, es quien lo puede tener solamente.

- Pero si tuvieran ese dinero no tendrían que venir…

- Por supuesto, entonces no queda más que la contención del flujo migratorio, el condenar a los migrantes a buscar rutas clandestinas. Lo que está pasando es triste porque el migrante no tiene alternativa, y si se va por Veracruz, Tamaulipas o la frontera, los zetas lo van a cooptar, zetas, zetitas y zetotes de todas las denominaciones, para que paguen por su rescate, y si se van por otro lado los detiene migración y van de vuelta a sus países, otra vez a la miseria, y a volver a pagar a un pollero para volver a intentarlo.

- Vemos en Guadalajara que al ser punto de ruta del tren que va a Nogales, permanecen por mas días de los migrantes en la ciudad, los vemos en las esquinas, ¿por qué se quedan más tiempo en este lugar?

- Están haciendo su aparición en el occidente, porque todo los que es el Golfo está minado para ellos; saben que de allá no van a salir vivos o no van a salir bien; pero es un problema social, yo los llamo atorados, porque intentan ir a Estados Unidos, se regresan y es una migración circular, pero como no tienen futuro en sus países se quedan en México, pero no pueden trabajar porque los explotan o porque desconocen que aquí sí se puede trabajar legalmente, que se les diga a los ciudadanos que sí pueden trabajar legalmente, que no es ilegal buscar trabajo ni para los empleadores dárselo, eso la nueva Ley de Migración lo otorga, hay que decírselos, ellos son jóvenes, están sanos y completos, y tienen una dignidad que no se vale comprometerla como indigentes, pero debe haber una instancia del gobierno junto con la sociedad civil para orientar en todo lo que pueda ser, con los compromisos legales oficiales que tienen.

- En otro tema, ¿qué lectura le da a la salida del papa Benedicto XVI y los desafíos que vienen para la iglesia católica a la que usted pertenece?

- Esta situación que es un acontecimiento histórico, hay que verlo como el fin de una era de la iglesia católica, en un momento de la historia se metió la monarquía, que nunca debió haber entrado, y se construyó sus basílicas y sus palacios, y vivió como hasta la fecha ha vivido; eso ya no puede ser porque es incompatible con la misión de Jesús, que fue una persona de camino, a pie, y cercano a al gente; al renunciar el papa se viene abajo todo este sistema monárquico tridentino que venía apuntalando toda esta pirámide. El papa que viene jamás podrá hacer lo mismo que hicieron los papas anteriores, ya no se puede, tendrá que venir una democratización de la iglesia, con Vaticano II se abrió una democratización a un nivel muy elemental que son los obispos, y empezó la colegialidad episcopal, pero esa colegialidad no es suficiente, tiene que bajar a una colegialidad bautismal, donde al pueblo de Dios se le reconozca con una igual dignidad, pero sin prescindir de una legitima autoridad; pero que esa autoridad la haga como un servicio, no como un poder, y mucho menos como un poder de dominio; hoy se acaba ese dominio, hoy se acaba ese poder, y que crezca el laicado y una iglesia más pastoral, más al servicio de los fieles.

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