sábado, 4 de abril de 2015

En la ZMG, la pobreza y la apatía cívica van de la mano



El ejercicio de Jalisco Cómo Vamos es revelador en la justificación de los moradores para participar poco en la vida política; al 33% de los ciudadanos no le interesa “casi nada” la política.

Agustín del Castillo / Guadalajara. MILENIO JALISCO. 

La inmensa mayoría de los tapatíos no ha leído a Max Weber, y ni siquiera sabe de la existencia del sabio alemán; sin embargo, es legítimo sospechar que estarían de acuerdo con la famosa sentencia extraída de El político y el científico: “Quien busca la salvación de su alma y la de los demás, que no busque por el camino de la política…”.

La multicitada apatía cívica de los moradores del valle de Atemajac y comarcas circunvecinas no es un dato gratuito. El último ejercicio de opinión pública serio, levantado por el observatorio ciudadano Jalisco cómo Vamos, lo vuelve a poner en la balanza, y conviene un repaso ante la apertura de un nuevo periodo de campañas políticas. Por ejemplo, los aspirantes a cargos de elección popular deberían tener muy presente que sólo 5 por ciento de los ciudadanos confían en los partidos políticos que los postulan, si bien, 70 por ciento están dispuestos a votar como la acción política más importante que se conceden.

“A los tapatíos les interesa muy poco la política: en una escala del 1 al 10 donde 10 es muy interesado y uno nada interesado el promedio sostiene que su interés es de 3.5 […] la acción política que están más dispuestos a poner en práctica, 70 por ciento, es el voto. Nueve de cada diez no conoce el nombre de su diputado local […] no participan en la resolución de los problemas de su comunidad principalmente porque, dicen, la gente no se pone de acuerdo y porque lo que más le interesa a cada quien son sus propios problemas”, resume el cuaderno denominado Ciudadanía del citado ejercicio, hecho público hace apenas un mes.

Detalla: “en una escala del 0 al 10, donde 1 es nada interesado y 10 es muy interesado, a 33 por ciento de los tapatíos la política le interesa casi nada [ya que indicaron un puntaje dentro del rango del 0 al 2] y a 19 por ciento les importa bastante [ya que indicaron un puntaje dentro del rango del 8 al 10]; en el desglose por municipios destacan Tlaquepaque y Tlajomulco, donde el desinterés de los habitantes por la política es más alto que el promedio del área metropolitana”.

La confianza en las instituciones “apuntala, o debilita, el interés por la política y la posibilidad de ejercer la ciudadanía en favor de solidificar el tejido social”, pero “salvo la que los tapatíos tienen en las iglesias y en el Ejército: tres de cada diez dicen confiar mucho en ellos. El resto son bajas […] al final de la tabla se encuentran el Congreso y los partidos políticos: sólo cinco de cada 100 dicen confiar mucho en ellos”.

El interés o desinterés por la política “revelan en el estudio cierto vínculo con la calidad de vida; 20 por ciento de los tapatíos afirma que la política no le interesa nada; 30 por ciento, los que califican baja su calidad de vida -de 0 a 60 sobre 100-“.
La voluntad de los ciudadanos por participar políticamente “se circunscribe al voto casi de forma exclusiva: 70 por ciento; y no dicen que votarán, sólo que están dispuestos a hacerlo.

La calidad de vida tiene un lazo estrecho con la situación económica, “y al parecer ambas se relacionan con las pocas ganas de votar, lo que al final es una de las evidencias más aceptadas del grado de ciudadanía de una sociedad. Los datos apuntan a que las personas no vinculan la participación en las elecciones con la mejoría de su economía, de lo que se sigue que la construcción de una ciudadanía sólida no pasa sólo por las convocatorias a jornadas cívicas, sino por la resolución de los asuntos, el primero de ellos la economía; así lo señalan los encuestados cuando se les pregunta sobre lo que debería hacer un gobierno para que lo consideren bueno”.

Cómo olvidar a otro teórico de la política, el francés Maurice Duverger: “toda despolitización favorece el orden establecido, el inmovilismo, el conservadurismo”. Conclusión ineludible: los partidos políticos han fracasado en despertar ese interés… o la omisión es interesada.

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