lunes, 2 de junio de 2014

Observatorios, un examen difícil para el gobernador



Cuatro expertos desgranan los desafíos de los dos observatorios ciudadanos y alertan sobre que sean usados para legitimar decisiones ya tomadas.

Agustín del Castillo/Guadalajara. Milenio Jalisco.

En los tiempos del echeverrismo, decían las malas lenguas que si un gobernante no quería resolver un problema, “creaba una comisión”. De preferencia “tripartita” (la santísima Trinidad de ese mundo la conformaban el gobierno, el pueblo trabajador y los empresarios…). Hoy, el tema de la participación de la sociedad se ha debido hacer más serio, ante el descrédito de la clase política.
La gran disyuntiva para los miembros de los grupos sociales está en participar de verdad en la toma de decisiones. Es decir, no ser utilizados para “lavarle la cara” a un sistema cuestionado.
Pero lo cierto es que la participación de la sociedad civil está de moda. Todos los gobiernos de todos los sectores tratan de integrar a representantes ciudadanos ante la erosión de su credibilidad en áreas delicadas como la obra pública, el desarrollo económico y social; la transparencia, la justicia, los derechos humanos y la seguridad; el uso y preservación de los recursos naturales.
Se pasa aceleradamente del despotismo semiilustrado de larga traza –“por causas que guardo en mi real pecho”, les dijo a sus súbditos Carlos III para acallar rebeliones por la expulsión de los jesuitas en los sesenta… del siglo XVIII; “yo sé lo que Jalisco necesita”, gritó a sus críticos un gobernador… apenas en 2008-, a la irrupción de la sociedad, del ejercicio de la ciudadanía y demás derechos democráticos.
“Estamos como en el tema de las cuotas de género, se trata de esquemas de participación en un periodo de transición; en la medida en que los gobiernos respondan a las expectativas ciudadanas y se asoman como sus auténticos representantes, que se supone deberían ser  porque para eso tenemos democracia e instituciones públicas, porque hasta ahora, para el ciudadano no lo son”, destaca Mario Silva, del Colectivo Ecologista, integrante del Observatorio Ciudadano de Movilidad, el primero de los dos que están vigentes en el estado.
“En términos generales esto tiene que ver con la calidad de la democracia; muchos temas se intitucionalizaron como es el caso de derechos humanos, medio ambiente, equidad de género, pero ello no lleva garantizado resolverlos; por eso surgen de forma importante, a partir de 1995, los consejos consultivos ciudadanos, la gente quería ser escuchada, y se ponen como prótesis de esas instituciones, pero es difícil hacerlos funcionar cuando ni siquiera tenían atribuciones claras”, añade.
La nueva opción, de observatorios ciudadanos, aprende de esos problemas y ante la magnitud del descrédito del sector público, le obliga a ser concesiones inéditas. “Tenemos que probar el esquema, es un organismo de opiniones vinculantes, no solamente consultivo y el gobierno debe aprender a trabajar con nosotros, porque las inercias son muy fuertes; deben dejar de vernos como enemigos y entender que cualquier asunto público será mejor abordado y saldrá más fortalecido si incluyen otros puntos de vista”, sostiene Silva. A su juicio, se debe dar el espacio y tiempo para demostrar las posibilidades de los observatorios.
En la misma lógica, el presidente del Observatorio del Agua, instalado apenas el pasado 29 de mayo, Juan Guillermo Márquez Gutiérrez, señala que hay posibilidades razonables de que las cosas mejoren.
“En México, pretenden ser el sustituto de las comisiones que se han creado para atender un problema que rebasa la capacidad gubernamental. Sin embargo, éstos pueden ser más eficaces que las dichosas ‘comisiones’ en la medida que sean creadas desde los sectores sociales, técnico-científicos y económicos y mantengan su independencia del sector oficial y un equilibrio entre sectores”.
Dentro de sus objetivos “están recopilar información de las distintas fuentes e instituciones; analizarla; generar informes o reportes que se conviertan en herramientas de trabajo para los tres órdenes de gobierno y por supuesto, difundir ampliamente la  información ya procesada –las recomendaciones- para que la sociedad en general la conozca y también, como objetivo central, que dicha información sea verdaderamente tomada en consideración por el sector oficial y tenga injerencia en las políticas públicas, planes de desarrollo y en los proyectos”, añade.
Los observatorios “pueden ser grandes articuladores entre los gobiernos y  sectores sociales, ya que no están supeditados al ‘protocolo’ del sector oficial y pueden interactuar  con mayor eficacia […] una de las fortalezas de los observatorios será la capacidad que posean para generar una gran red de relaciones públicas y de comunicación, ya que de esta forma mantendrán un fuerte vínculo con los ciudadanos para que puedan constituirse en un organismo, que con sus acciones, trascienda verdaderamente en la sociedad”.
Los observatorios son así garantes de información, de transparencia y de una toma de decisiones mejor articulada, “y por tratarse de organismos que no están sujetos a los ciclos trienales o sexenales como los  gobiernos, pueden convertirse en el eslabón que le dé continuidad a los trabajos y planes. Es decir, pueden ser agentes importantes para alcanzar una verdadera gobernanza”.
María del Rayo Calderón, activista ambiental que ha participado en muchos órganos y consejos consultivos, advierte: “Cuando la composición de estos órganos se da sin una verdadera apertura y horizontalidad siempre hay la instrucción oculta de la verticalidad que va bajando hacia todos los sectores que la conforman y que generalmente son personajes que por sentirse congraciados con los convocantes no se animarán a un cuestionamiento real y confrontativo”; la clave es, a su juicio, la incidencia, es decir, que los observatorios provoquen cosas reales en los temas que les corresponden.
El presidente de otro observatorio de diferentes características, Jalisco Cómo Vamos, Augusto Chacón Benavides, señala que la novedad de los dos observatorios instituidos a partir de una iniciativa del gobierno es que se integran algunas de las mejores mentes en los temas de movilidad y agua que tienen Jalisco y el mundo –por el hecho de incluir organismos internacionales de prestigio en el caso del segundo-, que sin duda enriquecerán el debate y ayudarán a los ciudadanos a conocer de forma transparente los problemas. Pero advierte que si las autoridades caen en la tentación de controlar el trabajo de ambos organismos, será contraproducente y la sociedad podría desconfiar aún más.
“Va ser una prueba interesante para medir la apertura del gobernador Aristóteles Sandoval en esos temas, que esté dispuesto a escuchar otras voces y las integre a los proyectos y programas de gobierno más allá del discurso, y no sólo tratar de usarlos y creer que ellos saben todo y lo pueden resolver solos”, sostiene Chacón.
Un nuevo instrumento de los ciudadanos.
En Jalisco se tienen tres observatorios ciudadanos, dos creados a la sombra del poder Ejecutivo y que presentan la novedad de que sus opiniones serán “vinculantes” y su actuación, autónoma, pese a las presiones políticas. El tercero, Jalisco Cómo Vamos, es un observatorio más clásico que no tiene vinculo gubernamental, mide acciones de gobierno y pulsa el sentir ciudadano.
“Una condición necesaria  para que en una sociedad se puedan fortalecer los procesos de gobernanza democrática y cohesión social, es institucionalizando mecanismos de observación ciudadana para el monitoreo y control de los recursos públicos. Y la forma tangible de acercarse a dichos mecanismos es a través del estudio de las organizaciones  que realizan estas actividades, esto es los denominados observatorios  ciudadanos”
El objetivo de un observatorio ciudadano, así, “es observar, vigilar y documentar las diferentes políticas públicas que pone en marcha el Estado, a nivel municipal, estatal y federal”

En México habría 87 observatorios en la actualidad

“Las áreas de política pública más analizadas son las de desarrollo urbano y vivienda, desarrollo económico y protección al ambiente. También se observó que las políticas públicas en desarrollo rural, en infancia y juventud y las aplicables a pueblos y comunidades indígenas son las menos estudiadas y evaluadas.”
El principal aporte de los observatorios “para la gobernabilidad democrática y la  cohesión social es la información que generan y que es de utilidad para la toma de  decisiones. El presentar al público y a los tomadores de decisión información  acerca del estado de las diferentes áreas de política pública a través de indicadores y diversos estudios, ponen de manifiesto el interés en crear una ciudadanía cada vez más informada y con mejores elementos para tomar decisiones dentro del espacio público. Esta información está destinada a incidir en las políticas públicas que diseñan las diferentes dependencias de los distintos órdenes de gobierno.”

Fuente: “Los observatorios ciudadanos como impulsores  de la cohesión social y la gobernanza democrática en México”, de Paulo Cantillo Gómez y Beatriz Vázquez Gaspar (http://www.sinergiaciudadana.mx/sinergia/documentos/estudios/impulsorescohesion-social-gobernanzaContorno-IGLOM%202009.pdf)

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