sábado, 23 de enero de 2010

Temperaturas extremas confirman el cambio climático




La nevada en Jalisco, otro síntoma de sus efectos globales. Mientras la nieve cae en todo el hemisferio norte, se cuecen las grandes ciudades subtropicales y del hemisferio sur, advierte investigador de Red Mexicana, advierte Enrique Jardel, de la Red Mexicana de Investigación Ecológica a Largo Plazo. Fotos de la nevada de la semana pasada en sierra Huichola, cortesía de Xaureme / Jesús Candelario

Guadalajara. Agustín del Castillo. PÚBLICO-MILENIO

Los paisajes alpinos o andinos —según el rincón del mundo con que se compare— que vistieron al norte de Jalisco y a buena parte del país en días pasados, fruto de intensas nevadas en un invierno inesperadamente frío, más que negar, confirman el fenómeno del cambio climático, advierte el investigador de la Red Mexicana de Investigación Ecológica a Largo Plazo, Enrique Jardel Peláez.

“Aseverar que está ocurriendo un calentamiento global cuando en Europa y Norteamérica se está pasando por un crudo invierno, con grandes nevadas y bajas temperaturas es sin duda contradictorio y contra intuitivo: si hay calentamiento global, ¿por qué hace tanto frío? Esta pregunta se la hace ahora mucha gente y refleja que el fenómeno no está claramente entendido”, advierte el científico, integrante del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (Imecbio) de la UdeG.

“El calentamiento global se refiere a un aumento de las temperaturas promedio a escala del planeta, demostrado por numerosos estudios que indican que, en promedio, las temperaturas de superficie y de los océanos han aumentado en los últimos 150 años y que esto está correlacionado con el incremento en las emisiones antropogénicas de gases con efecto de invernadero [GEI]. Se han registrado también otros cambios relacionados, como la retirada de los glaciares, el derretimiento de capas de hielo en los polos y el aumento del nivel del mar”, subraya, en una opinión sobre el tema que elaboró a solicitud de Público.

Teoría fundamentada
La ciencia ha acreditado los mecanismos del calentamiento: “El aumento de las concentraciones de gases como el bióxido de carbono, metano y otros GEI —esto es, el cambio en la composición de gases de la atmósfera— modifica las propiedades físicas de retención de calor de la atmósfera: aumenta el efecto de invernadero”.

Así, “lo que predice la teoría es que esto tiene consecuencias en la alteración del clima a escala planetaria; esto quiere decir que nos enfrentamos a la modificación no sólo de la temperatura, sino del patrón de lluvias, la circulación del aire y las corrientes oceánicas y la incidencia de fenómenos extremos —sequías y ondas de calor pero también huracanes, lluvias torrenciales e inundaciones, heladas y nevadas—. Estamos hablando no sólo de ‘calentamiento’ sino de cambio climático global”, enfatiza.

De manera que se trata de un fenómeno “de alteración del sistema del clima del planeta, que es un sistema complejo cuyo funcionamiento no está claramente entendido, pero lo que se sabe al respecto permite decir con certeza que existen riesgos y que lo más razonable sería aplicar el principio de precaución. Esto quiere decir que más vale no jugar con el clima y que, frente a las evidencias […] sería mejor buscar alternativas viables para reducir emisiones de GEI y conservar o restaurar la capacidad de los ecosistemas para retener carbono”.

En consecuencia, es una falsa conclusión decir que el crudo invierno “contradice las predicciones del calentamiento global”. De hecho, mientras eso pasa en la región boreal, al sur sucede lo contrario.

“Por ejemplo, en el caso de México, mientras que en Durango o Chihuahua se registran temperaturas extremas bajo cero y caen nevadas en el Ajusco o el Nevado de Colima, en la costa del Pacífico, en Acapulco o en Tapachula se registran temperaturas muy cálidas, de alrededor de 30 grados centígrados. En la porción este del océano Pacífico, cerca del ecuador, la temperatura de superficie está ahora tres grados arriba del promedio [estamos pasando por un evento de El Niño]. Hay que recordar que ahora es el verano en el hemisferio sur y que allí se registran altas temperaturas: 20-27 grados en Buenos Aires, 17-31 grados en Santiago de Chile, 19-32 grados en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 22-32 grados en Perth, Australia”. Todo eso, registrado en un solo día: el martes 12 de enero de 2010.

El business de los negacionistas
El negacionismo del cambio climático no es desinteresado, advierte Jardel: “La posición anticambio climático ha sido sostenida por intereses ligados principalmente a la industria de la energía y las multinacionales”. Para él, el resultado de la reunión internacional sobre cambio climático celebrada en Copenhague en 2009 es que “un grupo de países, liderados por Estados Unidos, lograron eludir compromisos de reducir sus emisiones de GEI, que no quieren reconocer su deuda ambiental con los países pobres”.

En la discusión se asume que limitar las emisiones de GEI afecta al desarrollo económico de los países y limitará el acceso de la población pobre a los beneficios de la tecnología.

Para el científico de la UdeG, es una postura “ridícula”, pero, “en el fondo, es un argumento para seguir manteniendo el estado actual de las cosas, ya que es posible mejorar el bienestar social y la economía de los países pobres por medios alternativos, y en los países ricos [y los sectores ricos de la población mundial, el 10 por ciento más rico que consume 80 por ciento de energía y materiales] deben reducirse los niveles de consumo suntuario”.

El consumo promedio de energía, agua y materiales de un habitante de Estados Unidos o de Gran Bretaña es 70 veces mayor que el de un habitante de Bolivia o Kenia. Es claro dónde está el problema, añade. También critica la postura de la Iglesia católica, más preocupada por “los impíos condones” que por el american way of life que, a juicio de Jardel, es el verdadero riesgo para la vida planetaria.

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Copenhague, más política que ciencia

Las conferencias internacionales, como la recientemente realizada sobre cambio climático en Copenhague, “son reuniones con base política más que científica”, lamentó el investigador Miguel Magaña Virgen, maestro en ciencias y catedrático en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG.

“Los excesos climáticos ya se habían vaticinado desde hace años […] el hecho de que tengamos excesos de frío actualmente no significa lo contrario del calentamiento global, es sólo la aparición de los primeros efectos de un desorden climático”, dijo, entrevistado tras una conferencia sobre el tema que presentó en la Asociación Mexicana de Expresidentes Empresariales (Amexe), que preside Salvador Cuevas Acuña, la semana pasada.

“Se han vaticinado también fuertes tormentas y sequías prolongadas —lo estamos observando—; el calentamiento no se da de un día para otro, la observación que debemos de hacer es holística; es como cuando llueve mucho: sabemos que tendremos de seguro alta incidencia de incendios”.

Admite que mucha gente “no le encontrará sentido en esto, pero lo tiene, pues al haber más crecimiento vegetal, en el estiaje tendremos más materia seca y, por consecuencia, más material flamable”.

A su juicio, “es importante entender el funcionamiento de la atmósfera con referencia a lo que emitimos en ésta. La capa de ozono se formó a partir de las emanaciones de oxígeno del planeta y, por consiguiente, esta capa se está alterando por la emisión de partículas de cloro que están afectando las de ozono como reacción química. De esto no hay duda”.

Pero, “entonces, ¿por qué sí la hay en que los gases de invernadero tienen impacto en las condiciones de la misma? Solamente hay que observar las estadísticas de las temperaturas del planeta desde el siglo antepasado, para darse cuenta que sí hay una tendencia de calentamiento”. No obstante, esto no hace las previsiones infalibles: “Saber con precisión lo que va a suceder y cuándo, es más complicado y, en este tema, el escepticismo sí toma ventaja”.

“Los políticos no deberían de discutir conceptos técnicos, deberían más bien discutir las medidas que deben de tomarse después de escuchar a sus técnicos, ya que éstos hubiesen discutido entre ellos”.

Hay más elementos que nublan la búsqueda de soluciones: por un lado, el enfrentamiento de los países desarrollados con los emergentes, que “es histórico”; por otro, el discurso cristiano que contradice la autocontención poblacional y no es suficientemente enfático en la reducción del gasto de energía, y “no parte de análisis científico sino de mandamientos”.

Por eso las reuniones climáticas, llenas de políticos y empresarios, y huérfanas de científicos con poder de decisión, se quedan lejos de cumplir sus fines.

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Algunos conceptos

Efecto invernadero
La capacidad de la atmósfera para guardar calor.

Calentamiento global
El efecto invernadero, llevado al extremo por la liberación masiva de gases “opacos”, (GEI) entre los que predomina el bióxido de carbono y el aumento del vapor de agua, trae altas temperaturas, nevadas y lluvias torrenciales

Cómo ha sido el cambio
La atmósfera terrestre ha alojado normalmente gases de efecto invernadero a un máximo de 280 partes por millón. Hoy, la marca es 375 ppm, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático

Los acuerdos internacionales
Desde la Cumbre de la Tierra en Río, en 1992, hasta la de Copenhague en 2009, se han buscado acuerdos. Hasta ahora están sujetos a la buena voluntad de grandes generadores de los GEI: Estados Unidos, Unión Europea y China

Los negacionistas
Incentivados por la industria petrolera y grandes empresas que fomentan estilos de vida con alto consumo de energía, se empeñan en denunciar al cambio climático como una mentira que priva a los humanos de “una fuente barata de combustible que nos dio la naturaleza”, esto es, el petróleo (ver: “Copenhague 2009: Waterloo para los calientistas”, en www.msia.org.br)

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